LA GRAN MISIÓN CONTINENTAL:

LLAMADA A LA FE PARA QUE NUESTRAS FAMILIAS “TENGAN VIDA Y LA TENGAN EN ABUNDANCIA” (Cfr. Jn 10,10)

Estimadas parejas, hermanos y hermanas: al comienzo de un nuevo año los saludo con las palabras que el apóstol Pablo  dirige a Tito, su verdadero hijo en la fe : “Gracia y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús nuestro Salvador” (Tito 1,4). Que el Señor nos regale a todos un año 20 10 lleno  de grandes bendiciones y de realización de nuestros proyectos en todas las áreas de nuestra vida personal, familiar, laboral y social.

A nivel comunitario la petición que le hago al Señor es que nos regale esa conciencia viva y fuerte de la Misión que El mismo  ha confiado a la Comunidad Matrimonial “Alegría” y a nuestra querida  Pastoral Familiar del Minuto de Dios, siguiendo a San Pablo: de “llamar a la fe a los elegidos de Dios”, o sea a todos, y a “hacer conocer la verdad” del plan de Dios sobre la pareja y la familia cristiana, aquella verdad que resplandece en las palabras de la revelación divina, en el amplio Magisterio de la Iglesia y que encuentra su plenitud en Jesucristo, la Verdad hecha carne, aquella que “conduce a la piedad”, es decir, a una vida buena, bella, humanizadora y religiosa, y que es “fundada sobre la esperanza de la vida eterna” (cfr. Tito 1, 1-3), y que por consiguiente nos libera de toda esclavitud y desesperación y nos abre los ojos y el corazón al gozo de la vida plena en Jesucristo, el gran “Esposo” de la Iglesia.

 

Es también el desafío serio de la gran Misión Continental que los señores obispos nos han propuesto desde su reunión en el santuario de Aparecida en el Brasil y que nosotros queremos asumir  en la Pastoral familiar del Minuto de Dios, queremos anunciar este año a muchas parejas y familias la promesa de Jesucristo que les hace a través de nosotros: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10). Recojo algunos  numerales  que los obispos nos proponen en su documento conclusivo:
111. La propia vocación, la propia libertad y la propia originalidad son dones de Dios para la plenitud y el servicio del mundo.
112. Ante la exclusión, Jesús defiende los derechos de los débiles y la vida digna de todo ser humano. De su Maestro, el discípulo ha aprendido a luchar contra toda forma de desprecio de la vida y de explotación de la persona humana. Sólo el Señor es autor y dueño de la vida. El ser humano, su imagen viviente, es siempre sagrado, desde su concepción hasta su muerte natural; en todas las circunstancias y condiciones de su vida. Ante las estructuras de muerte, Jesús hace presente la vida plena. “Yo he venido para dar vida a los hombres y para que la tengan en plenitud” (Jn 10, 10). Por ello sana a los enfermos, expulsa los demonios y compromete a los discípulos en la ¿promoción de la dignidad humana y de relaciones sociales fundadas en la justicia.
113. Ante la naturaleza amenazada, Jesús, que conocía el cuidado del Padre por las criaturas que Él alimenta y embellece (cf. Lc 12, 28), nos convoca a cuidar la tierra para que brinde abrigo y sustento a todos los hombres (cf. Gn 1, 29; 2, 15)

 

¿Qué es lo que hacemos en las Asambleas de los viernes, en los Encuentros de Renovación Matrimonial, en los Seminarios de Vida en el Espíritu, en las asesorías de “Casa Alegría”, en los distintos Ministerios y Koinonías, en el  grupo de niños y de jóvenes? En el fondo es  dar testimonio del Evangelio de la Vida plena, es un “llamar a la fe” a los hombres y mujeres que encontramos en el tejido vivo de nuestras relaciones cotidianas, en nuestros ambientes tan diversos: familiares, de  trabajo, de estudio, en nuestra vida social, etc.

 

Nuestra  misión evangelizadora, hace parte  misión que la Iglesia desarrolla en el curso de la historia en la obediencia al mandamiento del Resucitado, es un hacer conocer la verdad que es el mismo Jesucristo, una verdad destinada a renovar radicalmente la vida del hombre, abriéndola a Dios y a la comunión de amor y de vida con Él. La evangelización es una misión que no termina jamás.  Esta es la consigna del Cristo resucitado: “vayan y anuncien a todo el mundo y prediquen el evangelio a toda creatura” (Mc 16,15).

 

Es una misión que nos  involucra a todos nosotros los “discípulos de Jesús” en la variedad y la complementariedad de los dones y de las responsabilidades recibidas del Señor. “Somos embajadores de Cristo, como si Dios mismo exhortara a través de nosotros.  Les suplicamos, en nombre de Cristo: déjense reconciliar con Dios”.  (2ª Cor 5, 20).
Ojalá que todos nos preocupemos por crecer todos los días en nuestra conciencia misionera. Este es el bello fruto que esperamos para nuestra Comunidad “Alegría” en este nuevo año que estamos comenzando.

 

Desde Milán (Italia) donde me encuentro en estos días, los recuerdo a todos  en mi oración y los confío a los corazones amantes de Jesús y María,

 

P. Raúl Téllez V. CJM
Director Pastoral familiar Minuto de Dios
rtellezv@hotmail.com

No solo parejas, también familias!