La victoria del Resucitado en las familias

La resurrección de Cristo es un acontecimiento no solo para meditar y admirar, sino sobre todo para vivir:  transformó la vida de los primeros discípulos, llenos de miedos, complejos, de prejuicios y bloqueos de todo clase que los condujo a abandonar  a su  Maestro en el momento crucial e inclusive, a Judas, a traicionarlo  y abrió para ellos caminos nuevos.  La mayoría de  humanistas y sicólogos afirman que la capacidad para afrontar los problemas es uno de los mayores signos de madurez humana.  Y esa capacidad se manifiesta, en primer lugar, por el coraje de ver las cosas de frente, sin rodeos, sin maquillajes.  Ver la realidad lo más objetivamente que se pueda.  No querer ahogar las dificultades en el licor, no esconder los conflictos con la mentira, resistir a la tentación de huir a los problemas con el activismo o las drogas, o las adicciones de toda clase como lo vemos hoy, tristemente en algunas personas.

Sobre este punto la fe en la victoria del resucitado nos enseña algo que los humanistas y sicólogos no tienen por qué decir y los encontramos en muchos pasajes del Nuevo Testamente como en Romanos 8: “Ante esto ¿Qué diremos?  Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros?

El que  no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con el graciosamente todas las cosas?” (vs.31-32).

Hay personas que viven cargando sus propias tristezas, fallas y pecados y las de los demás, impidiendo un caminar libre y sereno, a ellos la Palabra les dice:

“¿Quién acusará a los elegidos de Dios?  Dios es quien justifica.  ¡Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó, el que está a la diestra de Dios e intercede por nosotros? (vs. 33-34)

Una persona, pareja o familia que han vivido la experiencia del resucitado podrán decir con un tono de optimismo realista frente a toda clase de problemas, lo que nos enseña San Pablo, porque hay una confianza en lo profundo del alma que le dice al creyente:

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación, ¿la angustia?, la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, la espada?, como dice la Escritura:  por tu causa somos muertos todo el día, tratados como ovejas destinadas al matadero. “Pero en todo salimos más que vencedores gracias a  aquel que nos amó”  (vv. 35-37)

Como a Simón Pedro a la pareja y/o familia, se le pide renunciar a todo su pasado de muerte,  su vida de pescador oscuro para entrar en el mundo nuevo de la Resurrección, con una mentalidad abierta a toda la humanidad, empezando por los romanos, odiados imperialistas de su momento histórico. Significa vivir aprendiendo de las lecciones que nos ha dejado un pasado, casi siempre lejos del Señor, pero abiertos a la novedad de la acción liberadora de Jesucristo, que en medio de la tormenta es como un ancla: el amor sin límites de Dios, como lo afirmaba San Pablo: salimos más que vencedores gracias a aquel que nos amó.

Desde el Sábado Santo, en esta noche Pascual, todo se ha iluminado, todo resplandece, todo habla de vida, porque la muerte, el dolor y el sufrimiento no son más fuertes que Dios.  Todo está en manos de Dios que sabe sacar cosas buenas de las malas, como supo sacar vida de una cruz.

Cristo ha Resucitado, el Crucificado ha vencido la Muerte.  Su programa y su proyecto no eran solo ilusión, Dios lo ha respaldado dándole la razón contra sus verdugos. Por eso, en este tiempo Pascual,  toda persona, pareja y familia  renace a la esperanza: la resurrección es la última palabra, los problemas, la muerte es la penúltima, el Amor Victorioso de Dios no hace renacer a la vida por el bautismo, por la eucaristía, el don del Espíritu que nos revive y libera de lo que nos oprime: el pecado, que como afirma Benedicto XVI es “la negación de la verdad más profunda de nuestro ser”.

Dejemos que la alegría del Espíritu inunde nuestros corazones, y que esa alegría sea nuestra fuerza para vivir como familias resucitadas en este mundo, donde tenemos que cargar diariamente la cruz de la fidelidad a Dios y a nuestros compromisos.  Nadie debe sentirse excluido, todos tienen la puerta abierta para para entrar a vivir el misterio de Dios, con los pies en la tierra pero la vida toda marcada por ese nuevo ser que lleva en sí y que le pide actuar como hijo de Dios en su paso por la tierra, luchando por construir cada día un mundo más justo y más humano, a partir de ser una mejor persona y pareja, para lograr ser una mejor familia.

Les comunico la buena noticia a todos que el próximo sábado 16 de junio estaremos celebrando las bodas de plata de nuestra querida Comunidad Matrimonial “Alegría”. Lo convoco desde ya a reunirnos en el coliseo del Colegio San Façons en una bella jornada de acción de gracias, alabanza y predicación con una pareja predicadora, invitada desde el Brasil.  Ninguno que haya recibido una bendición a través de esta comunidad, responsable de la Pastoral Familiar del Minuto de Dios, puede faltar.  Los espero.

Los recuerdo a todos en mi oración y les renuevo mi afecto y cercanía en mi oración personal. Los entrego a los corazones amantes de Jesús y de María,

P. Raúl Téllez V. CJM
Director Pastoral familiar "Minuto de Dios"
rtellezv@hotmail.com

No solo parejas, también familias!